Con una gran aceptación del público que se congregó este domingo en el Roseland Ballroom de Nueva York, la cantante estadounidense Beyonce, inició ayer una serie de cuatro conciertos para promocionar su último trabajo musical "4".
Con 16 premios Grammy, millones de discos vendidos y varios hits históricos entre otros logros, Beyonce demostró ante los asistentes que está firmemente asentada como superestrella.
Pero a veces las reinas tienen que demostrar porqué pertenecen a la realeza. El domingo por la noche, Beyonce lo hizo ante los fanáticos y críticos en el Roseland Ballroom que, digan lo que digan, sigue siendo la diva dominante en el mundo de la música.
La artista, acostumbrada a cantar ante decenas de miles en grandes estadios, esta vez prefirió hacerlo ante tres mil en el primero de cuatro conciertos en la célebre sala para promocionar su nuevo álbum "4". Elogiado por los críticos, ha llegado al oro desde su aparición en junio, pero no ha dominado las ventas como sus tres trabajos solistas anteriores, todos multiplatino.
Beyonce, de 29 años, lanzó este álbum en un momento crucial. Acababa de despedir a su padre, Matthew Knowles, como mánager para tomar el control de su propia carrera, mientras competidoras como Lady Gaga y Rihanna dominan las ventas. Dada la lentitud de las ventas iniciales, se ha discutido si Beyonce ha orientado su carrera en la dirección correcta.
El concierto del domingo fue la refutación deslumbrante de toda la cháchara. Beyonce puso en exhibición todo su historial además del material nuevo, con el mensaje sutil pero inconfundible que nadie debe dar su carrera por finalizada. En su minivestido dorado, la artista dio una lección de historia, de cómo Beyonce se convirtió en Beyonce, desde los primeros tiempos como la estrella de Destiny's Child hasta los hits absolutos como "Crazy in Love" y "Single Ladies".
Respaldada por su banda de mujeres, Beyonce reafirmó su posición de artista sin par, con su enternecedora voz de soprano y pasos de baile inigualables montada en sus clásicos zapatos de taco aguja. Dedicó la primera parte del concierto a recordar su biografía (incluido su romance con su esposo Jay-Z) y reafirmar sus credenciales, y la segunda a su futuro a partir de "4".
Cantó casi todas las canciones del álbum, desde "Party", producida por Kanye West, a "Best Thing I Never Had" y "End of Time".
Finalizó la velada con "I Am Here", un homenaje a un legado perdurable, algo que supo destacar a la perfección en Roseland.
La Tercera
Con 16 premios Grammy, millones de discos vendidos y varios hits históricos entre otros logros, Beyonce demostró ante los asistentes que está firmemente asentada como superestrella.
Pero a veces las reinas tienen que demostrar porqué pertenecen a la realeza. El domingo por la noche, Beyonce lo hizo ante los fanáticos y críticos en el Roseland Ballroom que, digan lo que digan, sigue siendo la diva dominante en el mundo de la música.
La artista, acostumbrada a cantar ante decenas de miles en grandes estadios, esta vez prefirió hacerlo ante tres mil en el primero de cuatro conciertos en la célebre sala para promocionar su nuevo álbum "4". Elogiado por los críticos, ha llegado al oro desde su aparición en junio, pero no ha dominado las ventas como sus tres trabajos solistas anteriores, todos multiplatino.
Beyonce, de 29 años, lanzó este álbum en un momento crucial. Acababa de despedir a su padre, Matthew Knowles, como mánager para tomar el control de su propia carrera, mientras competidoras como Lady Gaga y Rihanna dominan las ventas. Dada la lentitud de las ventas iniciales, se ha discutido si Beyonce ha orientado su carrera en la dirección correcta.
El concierto del domingo fue la refutación deslumbrante de toda la cháchara. Beyonce puso en exhibición todo su historial además del material nuevo, con el mensaje sutil pero inconfundible que nadie debe dar su carrera por finalizada. En su minivestido dorado, la artista dio una lección de historia, de cómo Beyonce se convirtió en Beyonce, desde los primeros tiempos como la estrella de Destiny's Child hasta los hits absolutos como "Crazy in Love" y "Single Ladies".
Respaldada por su banda de mujeres, Beyonce reafirmó su posición de artista sin par, con su enternecedora voz de soprano y pasos de baile inigualables montada en sus clásicos zapatos de taco aguja. Dedicó la primera parte del concierto a recordar su biografía (incluido su romance con su esposo Jay-Z) y reafirmar sus credenciales, y la segunda a su futuro a partir de "4".
Cantó casi todas las canciones del álbum, desde "Party", producida por Kanye West, a "Best Thing I Never Had" y "End of Time".
Finalizó la velada con "I Am Here", un homenaje a un legado perdurable, algo que supo destacar a la perfección en Roseland.
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