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Sunday, March 25, 2012

George Mélies, el “mago” de los efectos especiales


Si bien es una obra de ficción, el libro La invención de Hugo Cabret (The invention of Hugo Cabret, 2007) del escritor Brian Selznick se inspira en un hecho real: el director francés George Mélies (1861-1938) debió ganarse el sustento, ya anciano, vendiendo juguetes en un quiosco de la estación de tren de Montparnasse, en París (Francia).

Esa anécdota es uno de los ejes del libro y de su adaptación cinematográfica, Hugo, dirigida por Martin Scorsese, ganadora de cinco premios Oscar y que actualmente se exhibe en la cartelera venezolana.

Ilusionista y prestidigitador profesional, Mélies es uno de los pioneros del cine europeo. En el primer lustro de su creación, las películas tendían a retratar la realidad con cierto afán documentalista. Mélies introdujo entonces temáticas fantásticas y desarrolló los primeros efectos especiales, con lo que demostró a los cineastas las posibilidades del nuevo medio para fabular y crear mundos imaginarios.


A Mélies se le atribuye haber sido el primero que usó luz eléctrica en el cine (hasta entonces las películas se rodaban al aire libre o empleaban estudios con techos de cristal para iluminar). Para sus títulos del género fantástico, Mélies inventó la mayor parte de los trucajes hoy en día usados.
En La cueva maldita (1898), empleó el truco de la sobreimpresión para hacer aparecer en la pantalla “espectros vivientes e impalpables”.

En El hombre orquesta (1900), el propio Mélies apare multiplicado en la pantalla como siete músicos distintos, que tocan diversos instrumentos.
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